Después de esto la vida cambió en el hogar, obligó al esposo a comprar trampas y raticidas que fueron colocados hasta en los más increíbles lugares.
La puerta que daba al patio trasero que solo se cerraba por la noche, ahora tenía un resorte que la cerraba apenas se abría.
Se atrincheró en la cocina, donde hizo colocar una puerta con malla y en la ventana igual.
Dejo de mirar TV por temor a ver un “bicho”
Nadie quería acompañarla a las compras por que en cada rincón “parece que algo anda ahí”. Aún en el supermercado.
El corte de luz la sorprendió en sus quehaceres, llorando camino a tientas por el pasillo. El llanto se transformó en gritos, la cabeza y oídos le iban a estallar, el dolor al cuello y pecho era atroz. ¡Jehová es mi pastor, nada me faltará... ¡Dios mío donde esta la puerta! Luchó con el duro resorte, hasta que logró abrirla, absorbió el aire a grandes bocanadas, trató de aferrarse de la pared, al resbalar sus ropas producían un clic, clic, sintió algo en su cara, dio un grito angustioso, el ratón le estaba comiendo la nariz y la sangre le excitaba más. De un manotazo lo quitó de su cara.
Al regresar

2 comentarios:
hey, me encantó ese post,
esos momentos deben de ser muy fuertes.
Hola "tres equis".
Gracias, si debe ser terrible, la psicosis es cosa muy seria. Reitero las gracias, que estes muy bien. Tu blog, cual es?
Publicar un comentario