Nancy: tu que eres seguidora de: JOHN BLUND. (TACK HEJ; no hay por qué)
Tomado de LA NACION.
Los científicos han estado intentando determinar durante años por qué la gente necesita dormir. Saben que la falta de sueño lo hace a uno más imprudente y temerario, más frágil desde el punto de vista emocional, menos capaz de concentrarse y casi con seguridad más vulnerable a las infecciones. Ahora parece que también tiene que ver con el aprendizaje.
La tarea parece tan simple como un ejercicio de la serie educativa "Plaza Sésamo". Huevitos de Pascua en un computador y memorizar cómo fueron ordenados el huevo color azul sobre el que tiene un arco iris; el rojo sobre el de líneas. Sólo hay seis huevos.
La mayoría de las personas pueden estudiar esos pares por cerca de 20 minutos y acertar una prueba con ellos, incluso un día después. Pero son mucho menos precisas para elegir entre dos huevos que no han sido comparados directamente: el coralino derrota al arco iris pero ¿significa esto que le gana al que tiene líneas? Es algo difuso, hasta que uno lo consulta con la almohada.
En un estudio, investigadores de las universidades de Harvard y McGill informaron que los participantes que durmieron después de jugar tuvieron marcas significativamente más altas en una segunda prueba que aquellos que no durmieron. Aparentemente, mientras dormían entendieron lo que despiertos no podían: la jerarquía que vinculaba los pares.
"Pensamos que lo que sucede cuando se duerme es que uno abre la apertura de la memoria y que es capaz de ver el cuadro con más perspectiva, en forma más integral", dice Matthew Walter, neurocientífico de la Universidad de Berkeley en California y principal autor del estudio. Agrega que tales elementos para comprender ocurrían "sólo cuando uno ingresa en ese maravilloso mundo del sueño".
NECESITAMOS DORMIR
Los científicos han estado intentando determinar durante años por qué la gente necesita dormir. Saben que la falta de sueño lo hace a uno más imprudente y temerario, más frágil desde el punto de vista emocional, menos capaz de concentrarse y casi con seguridad más vulnerable a las infecciones. También saben que algunas personas se las arreglan con tan sólo tres horas por noche, incluso menos, y que existen almas fuertes que han permanecido despiertas durante más de una semana sin problemas significativos de salud.
Ahora, un pequeño grupo de neurocientíficos discute sobre que al menos una función vital del sueño está vinculada con el aprendizaje y la memoria. Una cascada de nuevos hallazgos en animales y humanos, sugiere que el sueño juega un papel crítico en señalar y almacenar importantes recuerdos, tanto físicos como intelectuales, y quizás en ver sutiles conexiones que eran invisibles durante la vigilia.
La teoría es controversial, y algunos científicos insisten en que no queda para nada claro aún si el cerebro dormido puede hacer algo con los recuerdos que el cerebro en vigilia tampoco haga en momentos de tranquila contemplación.
Aún así la nueva investigación destaca una vasta transformación en la forma en los científicos han llegado a entender el cerebro dormido. Alguna vez visto como una pantalla en blanco, una metáfora para la muerte, ha emergido como una máquina activa, decidida, una inteligencia reservada que se revela durante períodos de sueño y durante el abismo del mundo de las tinieblas conocido como sueño profundo.
"Para hacer ciencia se debe tener una idea y durante años nadie la había tenido; se veía al sueño como nada más que una aniquilación de la conciencia", dice J. Allan Hobson, profesor de siquiatría de Harvard. "Ahora tenemos conocimientos distintos".
SUEÑO REM
La evidencia estuvo ahí todo el tiempo. Los bebés hacen movimientos de succión mientras duermen y sus párpados cerrados tiemblan. Pero no fue hasta comienzos de los años 50, en un laboratorio de la Universidad de Chicago, que los científicos registraron e identificaron lo que estaba sucediendo.
Según se informa, en ese entonces Eugene Aserinsky, estudiante graduado en fisiología, estaba monitoreando el sueño y el despertar en su hijo de ocho años, usando sondas electrónicas pegadas a la cabeza del niño, conectadas a una máquina que detecta ondas cerebrales.
Asimismo, le había colocado dos sondas en los párpados, por lo que podía saber si su hijo se había despertado. Una noche notó que patrones de onda se difundían mostrando que el niño se había despertado. Pero no era así.
Aserinsky confirmó la actividad en otros sujetos y, en 1953, él junto a su consejero, Nathaniel Kleitman, publicó el descubrimiento en un actualmente famoso artículo en la revista Science. Con el tiempo llamaron al extraño estado inconsciente "movimiento rápido de ojos", o sueño REM (rapid eye movement).
"Eso fue realmente el comienzo de la investigación moderna del sueño, aunque en aquel tiempo no se podía saber", dice William Dement, en ese entonces estudiante médico en el laboratorio Kleitman y actualmente profesor de psiquiatría y medicina del sueño en la Universidad de Stanford. "Le tomó años a la gente darse cuenta de lo que teníamos".
Dement, encaprichado con las teorías de Freíd sobre los sueños, se lanzó rápidamente en el estudio del REM. Halló que era universal y que ocurría periódicamente durante la noche, alternándose con otros estados.
Les puso nombres: estados tres y cuatro, o sueño profundo, cuando las ondas eléctricas se mueven con la misma lentitud que el oleaje en el medio del océano; estado dos, una fase intermedia entre el REM y el sueño profundo; y estado uno, el sueño ligero. También confirmó el vínculo entre REM y el hecho de soñar..
ESCASA EVIDENCIA
Aunque Dement, Hobson y otros encontraron en sus estudios escasa evidencia para confirmar que sus sueños eran los deseos disfrazados y prohibidos que describió Freíd, hallaron en vez de ello una maraña de repeticiones aparentemente ansiosas, fantasiosas y vívidas, a menudo sin sentido, de eventos que mostraron pocos patrones verificables de una función mesurable.
Se habían topado con un muro y la investigación del sueño quedó sin efecto. Luego, en 1994, un equipo de investigación en Rehovot, Israel, liderado por Avi Karni, encontró que la privación de sueño REM socavaban patrones de recuerdos que la gente había aprendido el día anterior, mientras que no sucedía lo mismo cuando eran privados de sueño profundo.
Desde ese estudio los hallazgos sugieren que, cuando duerme, el cerebro sigue trabajando con la información de la forma en que un lo hace con las monedas. Parece que primero destila los recuerdos del día antes de separarlos en categorías. Luego, en distintos momentos de la noche, los ata en pedazos legibles.
Los sueños siguen desafiando las mediciones científicas pero tienen también un lugar en la evolutiva teoría del aprendizaje sueño-dependiente.
Algunos científicos sostienen que es posiblemente durante el REM que el cerebro procede a mezclar, hacer corresponder y hacer malabarismos con las huellas memoriales que ha preservado, buscando conexiones ocultas que ayudan a darle sentido al mundo. Este proceso podría explicar las torcidas e inconexas escenas que ocurren durante los sueños.
Quizás también sea responsable por ese regalo dorado a menudo atribuido al sueño nocturno: la inspiración..
International Herald Tribune
The New York Times Syndicate
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