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06 enero 2008

No yendo a ninguna parte.

Deuteronomio 4:9


La experiencia de Israel en Horeb

9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.



Cada día mi devocional incluye lectura obligada de 4 capítulos de la Biblia, así la vuelvo a releer en el año, esto ya por décadas.

Me llama la atención los 40 años de vagar del pueblo de Israel, en el desierto. Por su porfía. Hicieron censos, la lista de tribus, se hizo y rehizo, y el pueblo siguió deambulando. Ya no recuerdo a cuantos conozco, que sin ser israelitas, siguen vagando, siguen dando vueltas, sin ir a ninguna parte, como perro queriendo pescar su cola.

Miles de cosas ocurrieron en estos años. Nacimientos, muertes, hambre, sed, rebeliones, reclamos, envidias, cada ser mostró lo peor de su naturaleza humana; algunos lo mejor.

Moisés hace un alto en el camino y viene la lección, "no te olvides de las cosas que tus ojos han visto,... las enseñarás a tus hijos"

Capacitación. Paciencia, obediencia. Toma tiempo a veces darnos cuenta del propósito de las cosas y sobre todo de Dios.

En especial el control del EGO, del YO. Nuestra autoestima nos juega malas pasadas. No aceptamos ser de una personalidad inferior, es vez de mejorar, mostramos el lado oscuro. Vivimos en constante competencia, no podemos aceptar que alguien lo hizo o lo hace mejor.

En "PELOTÓN" (o "peletón") de TVN, veía el otro día una lección. Los ganadores fueron un equipo formado por dos bandos, que se descueran y pelean entre ellos, al momento de enfrentar al rival, logran unirse y formar un equipo. Individualidades, enemistades, de lado, son un equipo.

Cuantos discursos de amor, sobre todo en fin de año, de paz, de unidad se han pronunciado.

Don Julito Martínez logró lo imposible, hinchas, con sus camisetas puestas, de diferentes banderías, juntos tributándole una despedida.

En el anecdotario, recordaban a Prado y a Don Julio, tomándose un café, en un aeropuerto fuera de Chile, colocando algunos dolares en el bolsillo de Mario Palestro que partía desde la cárcel al exilio, Prado, de el otro bando, en esos momentos, no ve a un rival, ve a su prójimo que necesita de su afecto. Café y dinero. Don Julio en medio.

Que faltan hacen más "JULIOS MARTÏNEZ y PRADOS"

. Unión Española, hizo un compromiso, mantener vivo, el recuerdo de este hombre, grande y bueno, para enseñar a los cadetes. Lección aprendida.

Cada mañana tiene un amanecer, escribió en su última columna de bajo la marquesina. Cada paso en la vida nos entrega una capacitación.

Busquemos el equilibrio en nuestras vidas, a través de Cristo El Rey.

"no te olvides de las cosas que tus ojos han visto... y escuchado"

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