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24 enero 2008

Suicidios

LA TERCERA


Tendencias
Indagan posibles vínculos entre suicidio de siete adolescentes y comunidad virtual

Las investigaciones policiales han determinado que los jóvenes se conocían entre ellos, personalmente o por Internet.


Natasha Randall, de 17 años, era una adolescente muy popular entre sus muchos amigos, que no padecía depresión ni consumía drogas. Y, sin embargo, se ahorcó en su habitación y se convirtió, como única mujer, en la séptima víctima de una serie de suicidios en la pequeña ciudad de Bridgend, en Gales.

Como los jóvenes varones que se quitaron la vida antes que ella, pasaba varias horas en chats en Internet bajo el apodo de "Wildchild". Y justo en esa actividad es que la policía cree tener la clave de la relación entre los hechos: los suicidas se conocían entre ellos, personalmente o por Internet.

Sus amigos crearon páginas virtuales en memoria de los muertos. Algunos de estos amigos, como Natasha, después también se quitaron la vida.

La policía habla de un efecto de imitación. Sólo 24 horas después de la muerte de Natasha, dos de sus amigas intentaron suicidarse.

En el caso de Leah, de 15 años, sólo faltaron segundos. Pero sus padres la encontraron a tiempo. Había intentado colgarse con un cinturón y pasó luego tres días en la unidad de cuidados intensivos. "No sabe por qué lo hizo", dijo su madre en una entrevista radial. "No supo qué decirme al respecto", añadió.

La pregunta del "por qué" tortura a todos los padres de los suicidas. "Es terrible no saber por qué lo hizo", declaró la madre de Gareth Morgan, que se ahorcó a principios de enero.

Algunos de los padres y también la policía presumen que la respuesta está en Internet. Los siete suicidas eran parte de una comunidad virtual, tenían contacto a través del correo electrónico o de páginas de contacto.

"En algún momento y de alguna manera el suicidio en nuestra zona se volvió 'cool'", dijo Anne-Marie Eagle, una amiga de Natasha, al diario The Sun.

Natasha estaba fascinada. Hablaba mucho sobre ello. Los suicidios de los otros jóvenes la habían conmovido mucho, sobre todo el de Liam Clarke, con el que pasaba algunas veladas en un pub y quien se ahorcó el 26 de diciembre. "Descansa en paz, Clarky-Boy, pasamos buenos momentos juntos y te voy a echar de menos", escribió Natasha en Internet.

Inmediatamente después del suicidio de Natasha, apareció en Internet una página en memoria de la niña con mensajes de despedida. "Dulces sueños, mi ángel" y "Duerme bien, princesa", son algunos de los mensajes.

Psicólogos británicos hablan de una "inmortalidad virtual", que fascina a los jóvenes. La muerte los convierte en héroes trágicos, eternamente jóvenes, y por un breve lapso de tiempo tienen garantizado un cierto nivel de atención, explicó una psicóloga en una entrevista con la BBC. Esa certeza les basta, añadió.

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