1 Corintios 15:3-4 (Reina-Valera 1960)
3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;(A)
4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;(B)
Referencia cruzada:
La muerte, sepultura y resurrección de Jesús son tres eslabones de una cadena inquebrantable que constituyen el corazón de la tradición evangélica. Tres fases de un mismo acontecimiento.
El entierro de Jesús se asocia con su descenso al Hades. (Salmo 16; Hechos 2:27)
Mientras el cuerpo del Señor era preservado de la corrupción, su alma invadía el reino de la muerte. (Efesios 4:9)
El evangelio del Nuevo Testamento pierde totalmente de significado sin la Resurrección. (Hechos 1: 3)
La resurrección de Jesús no fue simplemente un reavivamiento de su cuerpo de carne y hueso, porque la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Corintios 15:50) Mas bien fue la transformación de su cuerpo terrenal en un cuerpo celestial, de su cuerpo natural en un cuerpo espiritual.
Por eso, esta misma forma será la de nuestra propia resurrección. (Filipenses 3:20-21)
Teológicamente, la resurrección fue el sello de aprobación por parte de Dios sobre la vida de Jesús, su Hijo (Romanos 1:4; Hechos 3:13-15;) la ratificación del evangelio (1 Corintios 15:13-20) y la profecía de nuestra resurrección (1 Corintos 15:20-23)
El entierro de Jesús se asocia con su descenso al Hades. (Salmo 16; Hechos 2:27)
Mientras el cuerpo del Señor era preservado de la corrupción, su alma invadía el reino de la muerte. (Efesios 4:9)
El evangelio del Nuevo Testamento pierde totalmente de significado sin la Resurrección. (Hechos 1: 3)
La resurrección de Jesús no fue simplemente un reavivamiento de su cuerpo de carne y hueso, porque la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Corintios 15:50) Mas bien fue la transformación de su cuerpo terrenal en un cuerpo celestial, de su cuerpo natural en un cuerpo espiritual.
Por eso, esta misma forma será la de nuestra propia resurrección. (Filipenses 3:20-21)
Teológicamente, la resurrección fue el sello de aprobación por parte de Dios sobre la vida de Jesús, su Hijo (Romanos 1:4; Hechos 3:13-15;) la ratificación del evangelio (1 Corintios 15:13-20) y la profecía de nuestra resurrección (1 Corintos 15:20-23)
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