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01 marzo 2009

Estudio afirma que los hijos vuelven a valorar a sus padres a los 22 años

Un estudio británico indagó sobre la relación padre e hijo, buscando el momento exacto en que las personas vuelven a mirar a sus progenitores como un referente. Una curva con altos y bajos, que se estabiliza sólo luego de esa edad que los sicólogos suelen marcar como el inicio de la adultez.

por Andrea Buccioni y Rosario Aranda | 01/03/2009 - 10:51

No había pasado una semana desde ese primer día en que Camilo atravesó el umbral de la sala del kínder sollozando al dejar atrás la figura de sus papás cuando un gesto dejó helado a Julián, su padre. Esa mañana Camilo le soltó la mano a la entrada del colegio y se fue corriendo en búsqueda de Javier, su nuevo amigo. Julián se dio media vuelta y enfiló a su auto. La capa de superhéroe que su hijo le colgó en la espalda en sus primeros años había quedado tirada en el suelo.

Julián lo sabe: es padre y pasó por lo mismo. A sus 35 años, él también subió y bajó por la curva que dibuja la valoración hacia sus propios padres y que por momentos parece un monitor cardíaco con sus altos y bajos. Esa curva con altos y bajos fue la que también dibujaron más de cinco mil familias británicas que respondieron una encuesta de la empresa One Poll. El resultado puede sorprender: el 58% de los encuestados declaró haber vuelto a valorar a sus padres sólo después de los 22 años, edad que los sicólogos suelen marcar como el inicio de la adultez.

"Es ahí cuando los padres recuperan a sus hijos", dice el sicólogo Juan Pablo Westphal.

Los recuperan luego de que la curva llega a su punto más bajo. Tras ese lento desapego marcado por la etapa colegial, los niños empiezan a cuestionar y encontrar respuestas a la, hasta ese entonces, infalibilidad de los padres. Es cuando abren la puerta de la adolescencia y cierran la que conduce a sus papás. Y sólo retoma su camino ascendente cuando los adolescentes viven problemas de adultos. Un pololeo que los noquea o la incertidumbre de no saber cómo hacer rendir la plata que ganaron con su primer esfuerzo. Entonces, se empiezan a acercar, a pedir consejos, a dejarse querer otra vez. El estudio lo dice: un 75% de los encuestados por One Poll dijo haber empezado a apreciar otra vez a sus padres cuando pasó por experiencias de vida similares, como un problema sentimental.

De ahí en adelante, la curva sigue subiendo: el adolescente se hace hombre y en vez alejarse de las figuras parentales, se da cuenta de que el momento de largarse del nido está cerca. "La revaloración de los padres comienza con las primeras responsabilidades de adulto", comenta la directora de la Escuela de Sicología de la Universidad Santo Tomás de Talca, María Olga Fernández.

Un 55% de los encuestados en la investigación británica, por ejemplo, declaró que ya a los 25 años, los consejos paternos sobre el tipo de trabajo que debían tener habían recobrado valor para ellos. Y, para el 57%, la opinión de sus progenitores sobre sus amistades tenía importancia incluso antes de los 30 años, algo impensado en la adolescencia.

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