En Chile un 26,9% de la población
mayor de 15 años sufre de presión arterial alta.
por: La Segunda Online
lunes, 29 de abril de
2013
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Se sabe que el organismo se regula durante las 24
horas por un “reloj biológico” denominado ritmo circadiano, que hace que la
presión sanguínea varíe durante todo este tiempo.
Hay evidencia creciente de que los infartos, los
accidentes cerebrovasculares y la muerte súbita cardíaca están influenciados
por este ritmo circadiano y con la aparición de picos de presión en las horas
de la mañana (la hora de despertarse) y descensos durante la noche (horas de
sueño).
Los aumentos en los valores promedio de la presión
arterial en las 24 horas y las fluctuaciones de la presión arterial (aumentos
repentinos) están asociados con mayor riesgo cardiovascular y con daño de
órganos incluidos el corazón, el sistema circulatorio, los riñones y el
cerebro.
“La protección cardiovascular y el control de la
presión arterial a lo largo de las 24 horas debe considerarse un objetivo
primordial para la prevención del daño orgánico y los subsiguientes eventos
cardiovasculares en los pacientes hipertensos” señala el Dr. Salvatore Pluchino,
médico cirujano y profesor de farmacología de la Facultad de Medicina de la
Universidad Central de Venezuela.
El especialista agrega que el problema se
produce cuando el efecto de los medicamentos que reducen la presión arterial
disminuye durante las últimas 5 a 6 horas del lapso posológico, es decir, las
horas que preceden la siguiente toma del fármaco.
Esto deja a los pacientes desprotegidos en las
críticas primeras horas de la mañana cuando hay más probabilidad de que ocurran
las complicaciones cardiovasculares que ponen en riesgo la vida, tales como
infartos y accidentes cerebrovasculares.
Si a esto le sumamos que los pacientes no cumplen a
cabalidad su tratamiento, lo que los especialistas llaman adherencia, el
panorama no es muy alentador.
Hasta hace poco las estrategias terapéuticas
estaban enfocadas únicamente a la reducción de la presión arterial.
Ahora, la tendencia mundial y en Chile,
es brindar al paciente no solo un tratamiento que actúe como
antihipertensivo (porque pueden tener otros factores de riesgo) sino que
también le ofrezca protección cardiovascular que disminuya el riesgo de
infartos y ACVs.
Las enfermedades cardiovasculares son un problema
de salud pública por su alta prevalencia y porque constituyen la principal
causa de muerte en la mayoría de los países del mundo.
Para la Organización Mundial de la Salud, el mal
manejo de la hipertensión es el principal riesgo de mortalidad a nivel mundial.
La intolerancia al tratamiento y la falta de cumplimiento son problemas comunes
para lograr el control eficaz de la presión arterial.
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