Los antiguos europeos no podían digerir la leche
Área: Genética — Miércoles, 7 de Marzo de 2007
El análisis del ADN encontrado en huesos antiguos de miles de años antigüedad revela que los antiguos europeos eran incapaces de digerir leche a edad adulta.
Todos los mamíferos tienen la habilidad de digerir el azúcar de la leche (lactosa) cuando son crías y maman de la madre. Sin embargo esta facultan se pierde cuando crecen. De hecho la mayoría de las poblaciones humanas carecen de esta capacidad, excepto aquellos descendientes de europeos y de habitantes de oriente medio y parte de África.
Hace miles de años los europeos no eran capaces de digerir la leche, pero ahora el 90% de la población adulta puede hacerlo. Hay una mutación genética que permite a estas personas digerir la lactosa de adultos. Lo que ocurre es que portadores de la mutación no desactivan el gen de la lactasa al crecer. La lactasa es la enzima que rompe la lactosa haciendo posible su asimilación. Aquellas personas que no portan la mutación tienen problemas para digerir la leche de adultos y frecuentemente presentan síntomas como hinchazón y diarrea si la ingieren, un cuadro que se denomina intolerancia a la lactosa.
Poseer la facultad de digerir la leche a edad adulta confiere a sus portadores de una ventaja adaptativa frente a los que no la tienen. Por eso una vez que esta mutación irrumpió en el linaje humano europeo se expandió de manera rápida. Se estima que la primera vez que se dio esta mutación tuvo que ser entre hace 3000 y 7000 años, probablemente en África occidental y que pasó rápidamente a Europa.
La cuestión es qué fue primero si el huevo o la gallina. ¿Se consiguió la mutación y esto derivó en la práctica de la ganadería de vacas, cabras y ovejas o se dio primero ésta y luego se adquirió la facultad de digerir la leche?
Joachim Burger de la Universidad de Mainz en Alemania y Mark Thomas de University College London, junto a sus colaboradores han analizado el ADN de 55 huesos y dientes humanos de diez esqueletos neolíticos de entre 3800 y 6000 años de antigüedad procedentes de diversas localizaciones en Alemania, Hungría, Polonia y Lituania. Buscaron la mutación típica que permite la digestión de la lactosa en los europeos actuales y no encontraron evidencia de tal mutación en ninguno de ellos. Los resultados han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences recientemente.
Estos resultados apoyan la teoría dominante en la actualidad que dice que la facultad de digerir la leche no era común antes de adoptar la práctica de la ganadería. Entonces cuando los humanos empezaron a cuidar de las vacas la mutación se dispersó rápidamente debido a la enorme ventaja que confería a sus portadores sobre los que no la tenían gracias al suplemento extra de proteínas y grasa de la leche entre. Otra cualidad igualmente positiva es que la leche procedente de la vaca está virtualmente libre de gérmenes, a diferencia de las corrientes de agua. Además la baja insolación durante el invierno en Europa hace que sus habitantes formen poca vitamina D, que es fundamental a la hora de absorber el calcio. La leche proporciona a la vez calcio y vitamina D.
Esta es la primera vez que los investigadores usan técnicas de ADN para responder a este antiguo misterio acerca de la leche. Sin embargo otros investigadores se muestran cautos frente a este resultado porque sólo se analizaron 10 esqueletos de distintas áreas.
En todo caso es un bonito ejemplo de evolución biológica, en este caso aplicado a humanos.
Todos los mamíferos tienen la habilidad de digerir el azúcar de la leche (lactosa) cuando son crías y maman de la madre. Sin embargo esta facultan se pierde cuando crecen. De hecho la mayoría de las poblaciones humanas carecen de esta capacidad, excepto aquellos descendientes de europeos y de habitantes de oriente medio y parte de África.
Hace miles de años los europeos no eran capaces de digerir la leche, pero ahora el 90% de la población adulta puede hacerlo. Hay una mutación genética que permite a estas personas digerir la lactosa de adultos. Lo que ocurre es que portadores de la mutación no desactivan el gen de la lactasa al crecer. La lactasa es la enzima que rompe la lactosa haciendo posible su asimilación. Aquellas personas que no portan la mutación tienen problemas para digerir la leche de adultos y frecuentemente presentan síntomas como hinchazón y diarrea si la ingieren, un cuadro que se denomina intolerancia a la lactosa.
Poseer la facultad de digerir la leche a edad adulta confiere a sus portadores de una ventaja adaptativa frente a los que no la tienen. Por eso una vez que esta mutación irrumpió en el linaje humano europeo se expandió de manera rápida. Se estima que la primera vez que se dio esta mutación tuvo que ser entre hace 3000 y 7000 años, probablemente en África occidental y que pasó rápidamente a Europa.
La cuestión es qué fue primero si el huevo o la gallina. ¿Se consiguió la mutación y esto derivó en la práctica de la ganadería de vacas, cabras y ovejas o se dio primero ésta y luego se adquirió la facultad de digerir la leche?
Joachim Burger de la Universidad de Mainz en Alemania y Mark Thomas de University College London, junto a sus colaboradores han analizado el ADN de 55 huesos y dientes humanos de diez esqueletos neolíticos de entre 3800 y 6000 años de antigüedad procedentes de diversas localizaciones en Alemania, Hungría, Polonia y Lituania. Buscaron la mutación típica que permite la digestión de la lactosa en los europeos actuales y no encontraron evidencia de tal mutación en ninguno de ellos. Los resultados han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences recientemente.
Estos resultados apoyan la teoría dominante en la actualidad que dice que la facultad de digerir la leche no era común antes de adoptar la práctica de la ganadería. Entonces cuando los humanos empezaron a cuidar de las vacas la mutación se dispersó rápidamente debido a la enorme ventaja que confería a sus portadores sobre los que no la tenían gracias al suplemento extra de proteínas y grasa de la leche entre. Otra cualidad igualmente positiva es que la leche procedente de la vaca está virtualmente libre de gérmenes, a diferencia de las corrientes de agua. Además la baja insolación durante el invierno en Europa hace que sus habitantes formen poca vitamina D, que es fundamental a la hora de absorber el calcio. La leche proporciona a la vez calcio y vitamina D.
Esta es la primera vez que los investigadores usan técnicas de ADN para responder a este antiguo misterio acerca de la leche. Sin embargo otros investigadores se muestran cautos frente a este resultado porque sólo se analizaron 10 esqueletos de distintas áreas.
En todo caso es un bonito ejemplo de evolución biológica, en este caso aplicado a humanos.
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