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25 diciembre 2007

http://weblogs.madrimasd.org
El problema del misterio, la macro-ciencia, la religión.

Enviado el martes, 25 de diciembre de 2007 5:50

Muchos seres humanos no están contentos con la realidad: Les parece fea, escasa, les parece que falta algo. Buscan en la ciencia o en la religión el misterio, lo desconocido. Cuando la gente viajaba, en el siglo XIX, esperaba encontrar algo muy distinto, algo que .... ¿que cambiase al ser humano? ¿que le diese ...?
¿Qué desea el ser humano? Al fin y ala postre desea no morirse. Para una mayoría de seres humanos la vida es fea porque se acaba. Y sin embargo, si creamos deja de importar el que la vida sea finita. Vivimos entre nuestros padres y nuestros hijos. La especie es esencialmente infinita. Si dejamos algo para la especie, para la humanidad, si recibimos algo de nuestros padres y dejamos algo a nuestros hijos, la finitud de la vida, la muerte del individuo no importa: La vida cobra de repente una belleza suma, mucho mayor que la imagen de una posible vida eterna en el cielo, insegura e informe.

Se hacen telescopios gigantes, se construye el LHC en el CERN, las iglesias fundamentalistas se llenan, se compran todos los décimos posibles de lotería, ...

La ciencia, en vez de ser lo que es, la investigación de la realidad, se convierte en una búsqueda de lo irreal: Supercuerdas, espacios de 11 dimensiones, materia y energía obscuras.

La religión vuelve a triunfar en el mundo: Se busca el cielo o el infierno, los ángeles, la curación milagrosa del dolor, del cáncer, la vida eterna.

Galileo fundó la ciencia, y lo que fundó fue el estudio de la realidad, una realidad que la teología, la astrología y la magia rechazaban. Cuando vemos a un delfín o a un atún nadando, a un águila planeando en el cielo, las piruetas de las golondrinas, nos quedamos maravillados por sus movimientos. ¿Cómo lo hacen, que leyes de la naturaleza, de la física, lo permiten, lo favorecen? ¿Qué leyes de la física permiten la formación de las maravillosas nubes de tormenta, y de sus colores según va variando la altura del Sol? ¿Cómo llega la influencia de la evaporación del agua en el Pacífico hasta las costas españolas? ¿Cómo puede ser que una ola generada en la Antártida llegue sin cambiar al Ártico? La naturaleza real, la que vemos, está llena de belleza que podemos explicar sin necesidad de llamar a seres sobrenaturales, a piedras filosofales o a milagros. Para encontrar la belleza, para vivir con estímulo, no necesitamos el misterio, el big-bang, la materia obscura, las 11 dimensiones, .... . La ciencia de lo real es mucho más bella que esa ciencia del misterio, de lo ignoto, que es la que hoy día representa a la “ciencia”.


En vez de trabajar duro, la gente gasta su dinero en loterías, bingos, primitivas, para ver si consigue dinero jugando en vez de trabajando. Las chicas jóvenes quieren ser modelos, estrellas de cine, de TV, los muchachos, Alonsos, Nadales: Triunfos rápidos sin dar ni clavo. Triunfos efímeros, sin creación.

Cuando la belleza está en esa creación, en el trabajo duro, en la investigación de la realidad, una cierta mayoría de seres humanos quiere lo que no hay, busca el espejismo en la macro-ciencia, en la pseudo-ciencia, en las religiones. Religiones y ciencia misteriosa llaman ambas a la huida de la realidad. ¿Qué quiere el americano del “middle west”, el árabe de la Península arábiga, el clérigo de las planicies de Persia? Todos ellos quieren otro mundo en éste. En vez de aceptar la realidad y trabajar en ella, quieren otra realidad. En vez de aceptar la belleza real, quieren imponer una belleza inexistente.

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