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11 julio 2008

Infrasonido, el gran descoocido

Por culpa de un troyano, estuve fuera de circulacion DOS días, ya estamos acá a Dios gracias.

El infrasonido, ese gran desconocido

Christopher Boone

BallenaInfrasonido

Si hablamos de ultrasonidos, quien más quien menos tendrá una vaga idea de qué son, y dónde se utilizan. Sabemos que son sonidos de una frecuencia mayor a los 20 kHz, y que nos los podemos encontrar en ciertas máquinas que se usan para hacernos exploraciones, como son las ecografías.

Pero en cambio, poca gente ha oído hablar de los infrasonidos, y no por eso están menos presentes en nuestra vida diaria. Veamos a qué nos referimos.

Por infrasonido entendemos aquél sonido cuya frecuencia es menor a los 20 Hz. Algunos de nuestros animales más grandes pueden llegar a detectarlos, como es el caso del elefante, que escucha tonos de hasta 15 Hz.

De la misma forma, las ballenas emiten sonidos de baja frecuencia para comunicarse a distancias de kilómetros. Incluso la propia tierra produce vibraciones de baja frecuencia, como es en el caso de los terremotos. De ahí que algunos animales sean capaces de percibirlos antes de que se produzcan.

No tenemos que confundir escuchar un infrasonido con no sufrir sus consecuencias, ya que no es así. Aparatos como calderas, aviones o automóviles emiten sonidos en este rango de frecuencias, y aunque no afectan a nuestra capacidad auditiva, bien pueden causarnos vértigo, náuseas o dolores de cabeza.

Y si subimos un nivel más, estos sonidos de baja frecuencia pueden causar resonancias en las cavidades corporales, pudiendo lesionar los órganos internos. Es para pensárselo a la hora de ponerse delante de un altavoz en una discoteca…

Pero no tenemos que irnos muy lejos para encontrar infrasonidos. Nuestro propio cuerpo emite en esta frecuencia al hacer cosas tan sencillas como mover un brazo. El músculo, al cambiar de longitud, hace que sus fibras vibren y produzcan este tipo de sonido.

Si queremos comprobarlo, no tenemos más que hacer este sencillo experimento: coloquemos los dedos pulgares sobre nuestros oídos, y cerremos los puños. Conforme vaya apretándose cada mano, iremos oyendo un sonido sordo producido por la contracción de los músculos del antebrazo.

Sabiendo que existen todos estos sonidos fuera de nuestro rango auditivo, ¿preferiríais poder escucharlos?

En Genciencia | Sonido

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