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13 enero 2009

La belleza estéril: el síndrome de insensibilidad al andrógeno

Sergio Parra

¿Cuántas mujeres estarían dispuestas a prescindir de su fertilidad y su menstruación, incluso de poseer unos genitales normales, a cambio de una belleza despampanante, unos pechos prodigiosos, una pubertad sin acné y una vida sin alopecia y sin dolorosas depilaciones corporales? El canje lo hace posible una rara mutación genética.

El síndrome de insensibilidad al andrógeno consiste, básicamente, en heredar en el cromosoma X una versión mutada no activa del gen receptor de andrógenos. La consecuencia principal de esta mutación es que el cuerpo no responde a los andrógenos que liberan los testículos, provocando así que el pene y el escroto no se puedan formar correctamente.

Cuando esto sucede, el feto acostumbra a nacer con el sexo femenino. En apariencia parece una niña y crece como una mujer, tiene caderas, pechos y aspecto femenino en general. Pero sus genitales nos indican otra cosa ligeramente distinta. Se pueden formar labios mayores pero no menores; la piel de los pliegues vaginales, en vez de color malva, pueden presentar una coloración pálida. El cuerpo tampoco pasa por el proceso de la menstruación.

Pero estos matices en los genitales son sólo anecdóticos. Lo verdaderamente fascinante en el cuerpo de una mujer con síndrome de insensibilidad al andrógeno es otra cosa. Los andrógenos son los responsables de las espinillas que tantos traumas provocan en la pubertad, así como de la alopecia, tanto en los hombres como en las mujeres. Pues alguien sin andrógenos no tendrá que recurrir nunca a cremas para el acné ni tampoco a crecepelos: mostrará una piel lustrosa, casi de muñeca, y una pelo igualmente denso y abundante, también como el de una muñeca; Barbie, para más señas.

Los andrógenos también son los responsables de que nos salga pelo por todo el cuerpo. Así que las mujeres sin andrógenos presentan unas axilas y un pubis totalmente limpios de vello, acaso con restos de una ligera pelusa muy fácil de depilar. No en vano, muchas de las modelos y actrices de cuerpos esculturales que hoy se adoran sufren esta carencia de andrógenos que incide en el desarrollo de los genitales pero, por contrapartida, otorga unos beneficios estéticos que arruinarían a las clínicas de belleza. Porque las mujeres que sufren este síndrome también suelen tener grandes pechos y ser muy altas, aunque la razón de esto último aún no está muy clara. Wallis Simpson, la mujer por la que abdicó el rey Eduardo, es posible que fuera una de estas supermujeres sin andrógenos. Algunos historiadores sospechan que Juana de Arco, también.

Lo más irónico de estos iconos eróticos superdesarrollados es que constituyen fraudes darwinianos. Llaman ostentosamente la atención del sexo contrario con su aspecto de modelos de pasarela, tal y como lo harían las hiperbólicas colas de los pavos reales, pero el fin de tanta atracción no es, como acostumbra, la reproducción. Porque las mujeres con síndrome de insensibilidad al andrógeno también son estériles, jamás podrán tener hijos. Como maniquíes. Como estatuas perfectas de Venus. Las mujeres más saludables y femeninas no se pueden replicar, sólo se contemplan como si estuvieran exhibidas en el viril de un museo. Belleza a cambio de esterilidad. ¿Cuántas mujeres firmarían?

Vía | Shvoong
Más información | Wikipedia

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