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12 mayo 2008

La mentira se ve en el rostro

DE: NEO FRONTERAS
Área: Psicología — Martes, 13 de Mayo de 2008

El rostro humano puede ser descifrado de manera novedosa en busca de emociones ocultas. Esto tendría aplicaciones en interrogatorios policiales y situaciones similares.

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¿Cómo podemos saber si alguien está mintiendo o no? Una investigación llevada a cabo en Dalhousie University afirma que el rostro puede ser descifrado de manera novedosa en busca de emociones.
Un ejemplo lo tenemos en Michael White, que entre sollozos pedía en julio de 2005 que encontraran a su esposa desaparecida. Días después, ante la supuesta incompetencia de la policía, organizó una batida de búsqueda lidera por él mismo que dio directamente con el cadáver de su mujer en las afueras de la ciudad. Más tarde fue acusado del asesinato de su esposa. Había estado mintiendo todo el tiempo.
¿Cómo saber cuando se están mintiendo? En el laboratorio de psicología forense de la Universidad de Dalhousie un grupo dirigido por Stephen Porter ha determinado que la cara delata al mentiroso si se es capaz de descifrar las emociones que muestra. Estas señales a descifrar no son las habituales que la gente cree, como un parpadeo de los ojos o una frente sudorosa. Las señales son más sutiles, tal que unas arrugas breves, que dejen escapar las emociones a través del rostro. Este grupo de investigadores comprobó con éxito sus ideas con los vídeos grabados a White. Analizando esos vídeos, fotograma a fotograma, comprobaron que manifestaba señales de indignación y rabia en su rostro que pasaron desapercibidas al resto de la gente.
El rostro humano tiene una musculatura muy compleja. Hay algunos músculos en la cara que simplemente no podemos controlar conscientemente y que solamente se activan bajo emociones genuinas. Si alguien está diciendo una mentira realmente grave, que implique que pueda ir a la cárcel o no, ésta se manifiesta de todos modos en el rostro. A diferencia del lenguaje corporal que podemos controlar si tenemos mucho cuidado, no tenemos un control total sobre nuestro rostro.
La investigación se realizó experimentalmente basándose en el análisis de las caras de la gente cuando fingen o inhiben emociones. Un artículo (”Identifying Concealed and Falsified Emotions in Universal Facial Expressions”) basado en esta investigación se publica en el número de mayo en Psychological Science. Representa el primer estudio amplio que revela las emociones secretas a través del rostro humano: alegría, tristeza, indignación y miedo.
Además comprobaron la hipótesis de Darwin, que en 1872 propuso que ciertas acciones específicas del rostro humano no pueden recrearse a voluntad si no hay emociones genuinas.
En el curso de la investigación de Porter y colaboradores se solicitó a unos voluntarios que vieran imágenes que se correspondían con sentimientos variados, como una foto en la que apareciera alguien jugando con su mascota (en este caso se representaría alegría), y que correspondieran con una expresión genuina o fingida. Por ejemplo, tenían que sonreír cuando veían una foto de algún suceso grave. Las reacciones, gravadas en vídeo, fueron juzgadas por otros voluntarios que no podían ver las fotos.
Después de analizar 697 vídeos y 100.000 fotogramas llegaron a la conclusión de que ningún participante pudo fingir perfectamente sus emociones. Aunque algunas emociones fueron más difíciles de fingir que otras; así, fingir alegría era más fácil que por ejemplo miedo.
Los investigadores fueron capaces de discernir microexpresiones, flashes de emoción verdadera que se mostraban brevemente. La mayoría de estas manifestaciones de emociones inconsistentes se mostraban solamente en la parte superior o inferior de la cara. Algunos músculos se activaban a veces inesperadamente, incluso durante las emociones genuinas, lo que significa que la interpretación correcta sólo puede darse cuando se siguen las preguntas adecuadas.
Detectar a los mentirosos puede ser una tarea difícil y la mayoría de la gente, especialmente los que están más motivados para cazar mentirosos, son particularmente malos en ello.
En cuanto a las aplicaciones de este resultado, estarían su uso en interrogatorios policiales, puntos de control en los aeropuertos, etc.
Es de suponer que los guionistas de CSI ya tienen un nuevo argumento para algún episodio.

Fuentes y referencias:
Dalhousie University
Foto: Danny Abriel.

03 marzo 2008

Infidelidad y ovulación

Interesante artículo sobre la infidelidad, Unido a la pérdida de valores y libertinaje tenemos "nitroglicerina" en acción.
Tomado de NEO FRONTERAS
Infidelidad y ovulación
Área: Psicología — Lunes, 3 de Marzo de 2008

Las preferencias de las mujeres en cuanto a pareja sexual cambian con el ciclo menstrual de tal modo que para las mujeres un hombre soltero sin ataduras es más atractivo cuando ésta es más fértil. Esto incrementaría las posibilidades de quedarse embarazada.

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Se sabía que las mujeres son más proclives a engañar a sus parejas en los momentos en que pueden quedarse embarazadas más fácilmente. Quizás esto explique por qué en Occidente el padre biológico de uno de cada 12 niños (la estadística puede variar según la fuente y país, pero las pruebas de ADN de ahora no mienten) no se corresponde con el oficial. También se ha podido comprobar que las mujeres son en general más amorosas en los días en los que están ovulando.
Ahora en un estudio psicológico reciente, en el que se pretendía saber cómo y por qué las mujeres se ven atraídas por determinados hombres (algo que siempre ha sido sumamente misterioso), las investigadoras Paola Bressan y Debora Stranieri han encontrado que el interés de las mujeres cambia según el ciclo menstrual. De este modo las mujeres emparejadas se ven atraídas por hombres solteros cuando están ovulando (cuando son más fértiles y proclives a quedarse embarazadas), pero estas mismas mujeres se ven también atraídas por hombres emparejados cuando no pueden quedarse embarazadas.
La razón que las investigadoras sugieren es que cuando la mujeres creen poder tener un lío amoroso subconscientemente seleccionan a un hombre plausible de ser su pareja cuando pueden quedarse embarazadas. En esas circunstancias elegir a un hombre ya emparejado sería una pérdida de tiempo, pues el hombre puede negarse al tener ya pareja, y peligroso, ya que se elevan las posibilidades de que los pillen.
Las autoras del estudio sugieren que en la prehistoria las mujeres que se veían atraídas por hombres no emparejados tenían más éxito reproductivo y pasaban los genes a sus hijas, incluyendo aquellos que les incitaban a ese tipo de elección. Esto habría llegado hasta nuestros días como una preferencia subconsciente.
Para explicar la atracción por hombres ya emparejados en periodos no fértiles las autoras sugieren que las mujeres siempre ven a los hombres como posibles reemplazos a sus parejas, y a un hombre ya emparejado o casado se le suponen las habilidades necesarias para llevar una relación de pareja a largo plazo, mientras que en el soltero no sería así. Incluso ellas tienden a sospechar de todo hombre que todavía “esté en el mercado”, según las autoras.
Al parecer las mujeres solteras no muestran esta variación en las preferencias sexuales, no importándoles si un hombre está soltero o no.
En muchos animales monógamos (incluyendo a los humanos) los machos con alta calidad genética son menos proclives a invertir tiempo en el cuidado de los hijos que aquellos que tienen baja calidad genética. Esto se explicaría debido a que las hembras ven a los machos con buenos genes deseables debido a la posible calidad de la descendencia (y sus mejores probabilidades de sobrevivir) y son capaces de sacrificarse o de arriesgarse a que las abandonen. Los machos con peor calidad genética aportarían cuidados a la descendencia, ayudando así a su supervivencia.
Dadas estas realidades una de las estrategias de las hembras consiste en entablar una relación a largo plazo con un macho con baja calidad genética y secretamente engañarle con uno de alta calidad genética. El único problema es que cuando son sorprendidas en el engaño, pues los machos que mantienen la relación a largo plazo suelen atacar a las hembras adulteras en el mundo animal. En humanos puede haber otro tipo de correctivos.
Bressan y Stranieri se plantean si estos factores han hecho que las mujeres optimicen el tipo de elección durante su ciclo menstrual para maximizar beneficios y reducir riesgos.
Para el estudio entrevistaron a 200 mujeres mitad emparejadas y mitad no. Las voluntarias tenían que calificar una serie de fotos de hombres en las que se decía si eran solteros, casados o si tenían relación de pareja. Los hombres sin compromiso eran elegidos por las mujeres emparejadas en un porcentaje superior cuando estaban ovulando que cuando no lo estaban. Este efecto era más pronunciado cuando los hombres sin compromiso tenían facciones más masculinas, como una mandíbula prominente.
Algunos investigadores dicen que este estudio probaría que en la especie humana las hembras estarían en celo periódicamente, algo que se creía perdido en nuestra especie.
En todo caso el amor romántico interfería en todo este trasfondo biológico.
Este estudio es una advertencia hacía aquellas mujeres que engañen a sus parejas, pues justo cuando más deseen echar una cana al aire más posibilidades tienen de quedarse embarazadas.
Los maridos, por otro lado, pueden ahora usar un bastoncito de algodón de los de CSI y mandarlo al laboratorio genético para estar seguros.

Fuentes y referencias:
The Best Men Are (Not Always) Already Taken: Female Preference for Single Versus Attached Males Depends on Conception Risk (resumen).
The best men are (not always) already taken: female preference for single versus attached males depends on conception risk (resumen).
Nature news.
Foto: “Flirting” por roeyahram, vía Flickr.

14 diciembre 2007

Test de Turing

GEN CIENCIA

El Test de Turing fue una de las maravillas de ingenio que ideó Alan Turing (1912-1954) para determinar cuándo “algo” es inteligente o no. Este test se enmarcaba en las teorizaciones sobre inteligencia artificial de Turing, padre de la computación y precursor de la informática moderna. Básicamente Turing estableció que si “algo” se comportaba como si fuera inteligente, entonces era inteligente. Efectivamente inteligente (y no falsamente o solo aparentemente inteligente).

La forma de hacer pasar el test a un ordenador (por ejemplo, para detectar si el ordenador es inteligente o no) consiste básicamente en una persona hablando con un ordenador que está en otra habitación mediante un sistema de chat. Si la persona es incapaz de determinar si habla con otra persona o con un ordenador, entonces el ordenador es considerado inteligente (no “inteligente”, sino verdaderamente inteligente). Ninguna máquina ha sido capaz de superar el Test de Turing, de momento.

Esto puede parecer puramente anecdótico, pero hay versiones del Test de Turing que nuestros ojos están acostumbrados a ver en el día a día. Es el caso del Captcha: Completely Automated Public Turing Test to tell Computers and Humans Apart (Prueba de Turing pública y automática para diferenciar a máquinas y humanos). Son las típicas letras retorcidas o preguntas del tipo “dos más dos” que protegen formularios y demás en internet. La prueba asume que un robot no humano es incapaz de comprender lo que pone en las letras, y por tanto no es capaz de superar la prueba que un humano encuentra fácilmente superable.

No es un Test de Turing puro, y lo lleva a cabo una máquina y no un humano, y sin embargo se ha demostrado muy eficaz. Por supuesto detrás lleva una escalada imaginativa de robots cada día más capaces de un reconocimiento de caracteres e interpretación de los mismos, etcétera. Toda esta creatividad volcada en violar los Captcha redunda luego en beneficio, por ejemplo, de los discapacitados, al mejorar mucho el software de reconocimiento de voz o de escritura humana.

No deja de ser interesante que muchas de los problemas y situaciones que ya se planteaban antes de la creación (física) de los ordenadores hayan tardado décadas en empezar a darse en el terreno práctico. ¿Estará cercano el día en el que una máquina supere el Test de Turing? ¿Será inteligente de verdad? ¿Y si supera otras pruebas más restrictivas? ¿Qué pasará?

12 septiembre 2007

¿CONDICIONAMIENTO?

Que bueno estar en casa nuevamente, después de esas dos terribles intervenciones, ya mi corazoncito está latiendo mas tranquilo, solo me quedan los dolores en los brazos.
Gracias a los que se preocuparon. En forma muy especial a Nelsón y Nancy que me me llamaron al celular desde OXIE, Suecia, varias veces, lo mismo a Germana que está en Estocolmo. DE verdad eso es gratificante. Algunos cercanos de acá, como si estuviese lloviendo y ellos debajo de un paraguas. Vino un par de despistados a verme y me preguntaron como me encontraba, y antes de poder responderle, empezaron a conversar entre ellos, A que mier...coles vinieron?

Esto lo encontré en NEO FRONTERAS


¿Condicionamiento innato de la orientación política?

Área: Psicología — Miércoles, 12 de Septiembre de 2007

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En un experimento neurológico han podido determinar las inclinaciones políticas de unos voluntarios midiendo la actividad cerebral. Quizás los credos políticos estén precondicionados más por cuestiones fisiológicas que por el entorno social y la educación recibida.
En estudios previos se ha establecido un fuerte vínculo entre las inclinaciones políticas y el perfil de la personalidad. Los psicólogos notan que, en promedio, los individuos políticamente conservadores tienden a tener orden y estructura en sus vidas, son más conscientes en la toma de decisiones y, en definitiva, muestran estilos cognitivos más estructurados y persistentes. Los progresistas, por el contrario, muestran mayor tolerancia a la ambigüedad y complejidad, y se adaptan más fácilmente a circunstancias inesperadas. Algunos estudios apuntan incluso a que la orientación política podría tener un factor hereditario.
Un grupo de científicos de la Universidad de Nueva York y de la Universidad de California en Los Ángeles, espoleados por estos datos, ha estudiado la hipótesis de que estos perfiles políticos están relacionados con diferentes funciones neurocognitivas, encontrando que muchas veces el progresismo está asociado con una fuerte actividad de cíngulo anterior cerebral, región que está relacionado con el manejo de la conflictividad. Esto sugiere mayores sensibilidades neurocognitivas a influencias que alteren el patrón de respuesta habitual.
En el estudio dirigido por David Amodio participaron 43 voluntarios diestros que fueron sometidos a 500 pruebas diseñadas para medir la habilidad de romper la respuesta habitual. En éstas se medía el tiempo de respuesta en apretar botones mientras se monitorizaba la actividad cerebral mediante un electroencefalograma.
Previamente se preguntó a los voluntarios sobre sus gustos políticos, desde un -5 (extremadamente progresista) a un +5 (extremadamente conservador). En el ejercicio computerizado se les sometía a un estímulo durante 0,1 segundos. Éste podría ser una “M” o una “W” sobre la pantalla. En el primer caso tenían medio segundo para apretar el botón de confirmación de la “M”. En el segundo caso no debían de hacer nada.
Este ejercicio conocido como Go/No-Go es un ejemplo de monitorización de conflicto. La “M” aparecía un 80% de las veces durante el mismo, de tal modo que cuando aparecía la “W” los sujetos de estudio, al estar “entrenados” para apretar la tecla “es una M”, tenían que afrontar un conflicto entre la respuesta entrenada y el nuevo estímulo.
El grado de conflicto se puede medir en la actividad cerebral en el cíngulo anterior (AAC en sus siglas en inglés). La gente que tiene más sensibilidad a la actividad de esta región cerebral responde mejor a esta clase de señales, de tal modo que adaptan su comportamiento más rápida y adecuadamente a un estímulo inesperado.
Conducimos de vuelta al trabajo por la misma carretera día a día sin ningún problema y no necesitamos pensar en la conducción (a veces parece casi mágico que un “conductor automático” conduzca por nosotros en esas circunstancias mientras divagamos sobre cualquier cosa), pero si súbitamente un animal cruza la carretera o sucede algo inesperado necesitamos romper con la respuesta habitual para poder manejar la nueva información. Sería una situación que los especialistas llaman ruptura no programada de rutina.
En el estudio aquí relatado los investigadores comprobaron que, en promedio, la gente descrita a sí misma como progresista tuvo en las pruebas 2,5 veces más actividad en el AAC y fueron más sensibles a la señal No-Go que sus compañeros conservadores.
Según Amodio los progresistas serían más sensibles a la necesidad de cambio y más sensibles a la necesidad de cambiar su comportamiento, mientras que los conservadores serían menos flexibles a la hora de desviarse de la rutina habitual aunque haya señales que le indiquen que debería de hacerlo. Serían más “rígidos” que sus compañeros progresistas.
Este investigador planea repetir el experimento con sujetos que tengan opiniones firmes en determinados temas que levantan pasiones políticas como el control de armas.
Según Amodio las inclinaciones políticas no serían en realidad una elección libre para las personas, sino que más bien esta característica estaría relacionada con las diferentes maneras en las que la gente procesa la información en sus cerebros. Pero algo que Amodio no ha podido demostrar convenientemente es si la actividad neuronal precede a la orientación política o si la orientación política condiciona la actividad cerebral. Según él como la región cerebral encargada de manejar los conflictos se forma pronto durante la infancia es probable que tenga una base genética, pero aunque los genes condicionen la orientación política, ésta puede modificarse por el ambiente. Además el cerebro es muy maleable y las funciones neuronales pueden cambiar como resultado de nuevas experiencias.
Es de suponer que siempre se puede cambiar de opinión, ¿o no?

Fuente principal: Scientific American.
Referencia: Neurocognitive correlates of liberalism and conservatism.

17 julio 2007

Buena enseñanza

de NEO FRONTERAS

Las culturas egocéntricas reducen el punto de vista

Área: Psicología — Miércoles, 18 de Julio de 2007

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Casillero visto por el participante (izq.) y por el director (derecha). Dibujo: Keysar and Wu, Psychological Science.

Cuando uno tiene que ponerse en lugar de otro la cultura que da más importancia a la interdependencia que al individualismo proporciona una ventaja.
En un experimento psicológico los estudiantes chinos ganaron a sus compañeros norteamericanos cuando se les pedía inferir indirectamente la perspectiva de otra persona. Los investigadores dicen que este resultado puede ayudar a explicar cómo se pueden dar los malentendidos en las comunicaciones entre personas de distintas culturas.
En estudios previos se mostró que la cultura puede influir comportamientos básicos como por ejemplo cómo vemos los objetos. Ahora demuestran que influye en otras cualidades mentales. En el experimento que relatamos hoy Boaz Keysar y Shali Wu de University of Chicago (Illinois) reclutaron 40 voluntarios. La mitad de estos voluntarios eran chinos cuya lengua materna era mandarín, y que habían emigrado recientemente a EEUU. El resto eran no asiáticos que habían crecido en los EEUU.
Todos ellos jugaron a un juego en el que tenían que seguir las instrucciones de una persona situada al otro lado de la mesa denominado “director” y que formaba parte del grupo de investigadores.
Se situó entre estas dos personas una especie de casillero consistente en una estructura que contenía varios compartimentos y que alojaban objetos como bloques de madera, juguetes, gafas de sol, etc. Algunos compartimentos eran cubiertos por uno de los lados con un cartón que ocultaba el contenido a los ojos del director, mientras que el sujeto de estudio podía ver el objeto ubicado dentro sin problemas (ver foto).
Los voluntarios tenían que seguir las instrucciones del director y mover los objetos nombrados de un compartimento a otro. Pero algunas veces los investigadores situaban dos objetos del mismo tipo en el casillero. En este caso los sujetos de estudio debían de considerar el punto de vista del director para saber a qué objeto se estaba refiriendo.
Por ejemplo, se situaban dos bloques de madera, uno en un compartimento visible al director y otro invisible a él, y éste pedía al sujeto de estudio que moviese el bloque de madera al compartimento superior.
Los estudiantes chinos entendían inmediatamente a qué bloque de madera se refería el director, mientras que los estudiantes norteamericanos no siempre se enteraban y preguntaban que qué bloque debían de mover. De hecho el 65% de los norteamericanos tenían este tipo de confusión, frente a sólo el 5% de los chinos.
Además los norteamericanos tenían una reacción más lenta a la hora de mover el objeto, necesitando un 30% más de tiempo en promedio para completar la tarea. Sin embargo los objetos duplicados no parecían afectaban a los estudiantes chinos en este sentido.
Los investigadores creen que para los estudiantes chinos la tarea es más sencilla porque les es fácil situarse en el punto de vista del director. Sugieren además que los niños que son educados en EEUU de un modo que todo gira alrededor de ellos.
Un ejemplo de esta cultura del egocentrismo o individualismo proviene de una compañía de Texas que para aumentar la productividad animó a los empleados a mirarse al espejo cada mañana y decir “soy guapo” cien veces antes de ir al trabajo. Por otro lado en un supermercado japonés se animaba a los empleados a decir a los demás “eres guapo”.
En las culturas orientales se habla además más sutilmente, obligando al interlocutor a leer entre líneas e imaginar la perspectiva del que habla.
Los investigadores sugieren que este tipo de estudios pueden ayudar a explicar los malentendidos entre las sociedades asiáticas y occidentales.

Referencia : Psychological Science (vol 18, p 600-606).