El sonar del teléfono me saca de mi estudio diario del Gran Libro
- “Señor, ¿usted es el pastor de la iglesia?,
- sí y en que le puedo ayudar.
- Por favor ayúdeme, que me quiero matar, tengo una depresión tremenda, y quisiera conversar con usted, por favor.
- no hay problema
- no sé señor, mejor usted me dice una hora y yo voy.
- Concertamos una cita para ese mismo día. Pero no llegó. Al día siguiente Sábado mi esposa me dice llamó don Alejandro, que anoche no pudo venir porque se tomó como 10 pastillas y se quedó dormido, vendrá luego.
Llega un señor y se presenta: Alejandro, 60 años me pasa su cédula identidad y un carne que lo acredita como radio operador de Radio Amistad de Diego de Almagro.
- Pastor un día llegó un hombre joven a la radio pidiendo trabajo, mi Jefe le dijo que le enseñara algo y vería que podía hacer, le empecé a enseñar todo lo que había aprendido en mis 40 años y como no tenía donde ir, lo llevé a casa, y así pasaron 6 meses.
Un día mi jefe me comunica:
- Alejandro vas a ir a sacar un reemplazo a
- se fue con el joven que llevaste a la casa, todo el mundo sabía que ella te ponía los cuernos, pero parece que tu no te distes cuenta.
- El llanto se hizo más fuerte y por la cara le corrían gruesas lágrimas, mientras balbuceaba, pastor, yo, yo , yo, nunca dudé ni pensé mal, no lo puedo entender, no lo puedo entender.
- Al día siguiente, fui al Banco porque habíamos sacado un cuenta Ahorro para comprarnos una casita en Caldera, no era mucho, pero había logrado reunir $630.000 con horas extraordinarias y ahorrando todo lo que podía, y pastor, también se los llevó, por eso me quiero matar pastor.
- Tienen hijos,
- si una niña, que se ganó una beca y está en Australia estudiando, por eso quiere dejarle a usted todo mis documentos y cuando me encuentren usted por favor le avisa.
- Don Alejandro, no piense en eso, la vida solo la puede tomar quién la da y ese es Cristo, usted no tiene derecho hacer eso, piense donde quiere pasar su vida eterna, en el daño y tremendo golpe que le va a causar a su hija, que está tan lejos, capaz de que le pase algo, por su culpa, su egoísmo en cierto modo, no don Alejando, tiene que luchar, sobreponerse, solo Cristo le puede dar las fuerzas, porque como humanos somos débiles, vacilantes, temerosos, pero trate de sobreponerse, se que el golpe ha sido duro, una doble traición, que no se merecía esto, pero luche, no haga ninguna cosa que le vaya a dañar, y el llanto lo sacudía entero.
- Muchas gracias pastor, no sabe como me ha ayudado, muchas gracias por escucharme, hacen 17 días que estoy aquí y no los he podido encontrar, estuve alojado en
- Bueno, pero eso de alguna manera se puede recuperar, lo importante es que esté bien y con salud.
- Si pastor, así es; me dijeron que ahora se habían ido a Osorno, los busqué pero no los encontré,
- mejor así don Alejandro- que ganaría con matar a uno de ellos o los dos, iría a la cárcel y piense en su hija, en usted mismo y téngase un poco de lástima.
- Tiene razón, pastor, el rencor se me ha ido quitando, solo que no quiero vivir más quise tirarme del Morro, pero como usted me dice si no es la hora quizás como voy a quedar, solo para dar más lástima, pensé en destruir mis documentos, comprar algo y cortarme las venas.
- Mire a lo mejor, nadie lo encuentra queda moribundo, un animal puede comérselo medio vivo todavía, de verdad no es ninguna solución,
- si pastor, tiene razón y la verdad me da miedo también, soy medio cobarde y no me atrevo, pero estoy desesperado, no sé que hacer.
- No haga nada, vuelva a su pueblo, es probable que el jefe lo vuelva a contratar,
- no pastor, ese no es problema, el jefe me dijo anda y cuando vuelvas tu trabajo te estará esperando. Pero se van a reír porque me pusieron los cuernos.
- Eso va a ocurrir con seguridad, pero más de algún amigo le ayudará, se nota que usted es hombre de esfuerzo y más de alguna vez ha tenido que peleársela a la vida, así que tome este trago amargo, como otra cosa dura y luche y Cristo le dará
- No pastor, no, no quiero hacer eso.
- Don Alejandro olvídese de la señora, no la busque no merece ella que usted esté sufriendo, déjela. Escríbale a su chica y cuéntele lo que pasó eso también le ayudará un poco quizás.
- Pastor muchas gracias, por su tiempo y sus consejos, voy a volver a mi tierra y lucharé, permiso me voy a retirar,
- ¿quiere que oremos?
- sería bueno eso, y nos fuimos al templo, los dos arrodillados clamamos al Señor, ahora eran dos personas llorando, una con su dolor, la otra empatizando con el caído en desgracia.
- Adiós pastor, me voy al terminal y ahí conseguiré que algún camionero me lleve, y con un gran abrazo nos despedimos. Con un tremendo nudo en la garganta y estómago le conversé a mi esposa el dramón que estaba viviendo este semejante y juntos oramos para que Dios le cuidará y proveyera de lo necesario.
Al día siguiente, en
Al regresar al hogar, el teléfono estaba sonando
- pastor se acuerda de mí,
- claro que sí como no me voy acordar,
- fíjese que anoche nadie me quiso llevar, dormí en un vehículo que estaba encargado, pasé un poco de frío , pero estoy bien, en la mañana, paso un señor en camioneta y le ayudé a descargar unos bultos, me dio $300, porque no tenía más así que voy a esperar a un caballero que fue a cargar y a las seis de la tarde me pasa a buscar, así que lo llamaba, para que si no es mucha molestia. me diera otro nuevo testamento, porque el que usted me dio, anoche lo regalé a otro afligido que encontré, de paso comprar un pancito por allá porque por aquí no hay nada.
- Ni un problema don Alejandro, venga y algo habrá acá.
Mi esposa estaba preparando el almuerzo y le digo ojalá venga luego para compartir la mesa y ahora tengo la plata que me dio el hijo, para darle algo para el viaje.
Sentí una gran inquietud y algo me llevó al teléfono, en el identificador había un número, que me resultó conocido, lo cotejé, era el mismo de donde me había llamado el día anterior, ¡y me dijo que estaba en la salida de Arica, cerca del terminal!
Al llamar, me contestó una Señora, me dio su nombre, conversamos, y le pregunto
- ¿don Alejandro está en casa?,
- si está por allá adentro, ¿lo llamo?;
- no, espere un poco, por favor; ¿el es su esposo?,
- no señor, es un primo hermano. ¿Usted es amigo de él?,
- no precisamente, pero estuvimos hablando;
espero señor que este sinvergüenza no le haya ido a contar un cuento, porque es un estafador de primera...

1 comentario:
Don Edgardo:
Tanto tiempo y no se nada de usted, como ha estado?, por cierto ha posteado vastante, eso esta muy bien.
Sólo quería saludarlo y saber que es de su vida?.
Un abrazo fuerte, María Verónica
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