Encuentran predisposición a las adicciones en ratones
Área: Neurología — Viernes, 9 de Marzo de 2007
En un estudio sobre la adicción a la cocaína encuentran que una falta de receptores de dopamina en un área específica del cerebro puede predisponer a trastornos compulsivos como la adicción a las drogas.
Los investigadores encontraron un lugar cerca la parte superior central del cerebro que si tiene menos receptores de dopamina de lo normal puede aumentar la impulsividad y por tanto podría ser la clave para determinar si alguien es susceptible de terminar siendo adicto a las drogas como la cocaína. Al menos eso es lo que se desprende de la existencia de una correlación entre esos dos hechos con ratas de laboratorio.
El hallazgo podría ayudar a la prevención de este tipo de dependencias al saberse si alguien está o no predispuesto a ser adicto a las drogas. Además podría abrir nuevas vías al tratamiento. Se adicto a las drogas es una situación en la que se encuentran millones de personas en todo el mundo.
Investigadores de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido y dirigidos por Jeffrey Dalley han reportado recientemente en Science este descubrimiento.
La región implicada es la sección ventral del estriatum, que es la parte del cerebro que está implicada en la planificación y el movimiento, así como de la función ejecutiva. Un número más reducido de lo normal de los receptores del neurotransmisor dopamina parece estar correlacionado con un aumento de comportamiento impulsivo en ratas de laboratorio. Además cuando a los animales se les daba la oportunidad de consumir cocaína las ratas con este defecto consumían más droga.
El consumo de cocaína eventualmente afecta a esa parte del cerebro que está implicada fuertemente en hábitos compulsivos.
En el experimento comprobaron la atención visual y la anticipación en un grupo de ratas y seleccionaron a los animales más impulsivos. A ambos grupos se les analizó el cerebro mediante tomografía por emisión de positrones centrando la atención en la región del cerebro en cuestión.
Midiendo el número de receptores de dopamina D2 encontrando que en esa región las ratas impulsivas tenían un 10% menos de lo nromal. Estas ratas además se autoadministraban más droga que sus compañeras no impulsivas.
Este descubrimiento sugiere que se podría predecir el riesgo a la impulsividad, así como la predisposición al consumo de drogas, a las ludopatía o a las compras compulsivas mediante el conteo de los receptores de la familia D2 en esa parte del cerebro.
Aunque en estudios previos se encontró esta correlación no se estaba seguro si la adicción producía la falta de receptores o si era al revés.
Sin embargo, hay especialistas que están en desacuerdo sobre si estos resultados son extrapolables a humanos. De hecho se han reportado casos de humanos con menores cantidades de estos receptores en casos no relacionados con la impulsividad como la fobia social, desorden obsesivo compulsivo, indiferencia social, etc.
Pero el verdadero valor del descubrimiento se centra en la posibilidad de encontrar nuevas terapias en el tratamiento de las adicciones al identificar un posible blanco para hipotéticos fármacos. Un fármaco que estimule la producción de receptores D2 podría ser beneficioso en esos casos.
Las terapias basadas en sustitutivos, como la metadona para la heroína, mantienen el nivel de adicción. Sería mejor desarrollar nuevos tratamientos que evitasen la recaída porque, según los autores del estudio, los tratamientos que retrasan la vuelta de la impulsividad en exadictos a la cocaína pueden contribuir a la recaída de los mismos.
Fuente: a partir de un artículo en Scientific American.
Referencia: Resumen en Science.
Los investigadores encontraron un lugar cerca la parte superior central del cerebro que si tiene menos receptores de dopamina de lo normal puede aumentar la impulsividad y por tanto podría ser la clave para determinar si alguien es susceptible de terminar siendo adicto a las drogas como la cocaína. Al menos eso es lo que se desprende de la existencia de una correlación entre esos dos hechos con ratas de laboratorio.
El hallazgo podría ayudar a la prevención de este tipo de dependencias al saberse si alguien está o no predispuesto a ser adicto a las drogas. Además podría abrir nuevas vías al tratamiento. Se adicto a las drogas es una situación en la que se encuentran millones de personas en todo el mundo.
Investigadores de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido y dirigidos por Jeffrey Dalley han reportado recientemente en Science este descubrimiento.
La región implicada es la sección ventral del estriatum, que es la parte del cerebro que está implicada en la planificación y el movimiento, así como de la función ejecutiva. Un número más reducido de lo normal de los receptores del neurotransmisor dopamina parece estar correlacionado con un aumento de comportamiento impulsivo en ratas de laboratorio. Además cuando a los animales se les daba la oportunidad de consumir cocaína las ratas con este defecto consumían más droga.
El consumo de cocaína eventualmente afecta a esa parte del cerebro que está implicada fuertemente en hábitos compulsivos.
En el experimento comprobaron la atención visual y la anticipación en un grupo de ratas y seleccionaron a los animales más impulsivos. A ambos grupos se les analizó el cerebro mediante tomografía por emisión de positrones centrando la atención en la región del cerebro en cuestión.
Midiendo el número de receptores de dopamina D2 encontrando que en esa región las ratas impulsivas tenían un 10% menos de lo nromal. Estas ratas además se autoadministraban más droga que sus compañeras no impulsivas.
Este descubrimiento sugiere que se podría predecir el riesgo a la impulsividad, así como la predisposición al consumo de drogas, a las ludopatía o a las compras compulsivas mediante el conteo de los receptores de la familia D2 en esa parte del cerebro.
Aunque en estudios previos se encontró esta correlación no se estaba seguro si la adicción producía la falta de receptores o si era al revés.
Sin embargo, hay especialistas que están en desacuerdo sobre si estos resultados son extrapolables a humanos. De hecho se han reportado casos de humanos con menores cantidades de estos receptores en casos no relacionados con la impulsividad como la fobia social, desorden obsesivo compulsivo, indiferencia social, etc.
Pero el verdadero valor del descubrimiento se centra en la posibilidad de encontrar nuevas terapias en el tratamiento de las adicciones al identificar un posible blanco para hipotéticos fármacos. Un fármaco que estimule la producción de receptores D2 podría ser beneficioso en esos casos.
Las terapias basadas en sustitutivos, como la metadona para la heroína, mantienen el nivel de adicción. Sería mejor desarrollar nuevos tratamientos que evitasen la recaída porque, según los autores del estudio, los tratamientos que retrasan la vuelta de la impulsividad en exadictos a la cocaína pueden contribuir a la recaída de los mismos.
Fuente: a partir de un artículo en Scientific American.
Referencia: Resumen en Science.
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